martes, 15 de noviembre de 2011

Date la vuelta, mírame, ponte más cerca...


Sonaban canciones en un autobús a las 10 de la mañana, canciones que hablaban de ti, quizá de nosotros. Mientras otoño se instalaba definitivamente en Madrid y la gente estrenaba botas de lluvia y paraguas, yo llevaba puestas mis usadas ganas de verte. Cada dos por tres sale seis, y cada veintiocho que llegaba tarde, nerviosa miraba el reloj esperando verte aparecer. Me bajé de allí como quien se baja de la noria después de siete vueltas, mareada y con ganas de meterme en la cama, pero sabía que aquello no cambiaría nada. No ibas a dar la vuelta, ni a mirarme, ni a ponerte más cerca; te ibas para siempre y la ciudad comenzó a llorar, mientras los demás, ajenos a todo, pisaban charcos estrenando botas de lluvia y paraguas.

3 comentarios:

  1. Me he sentido identificada, si esto lo hubiese leído hace un par de años me habría echado a llorar desconsoladamente xD, lo has expresado genial y me he puesto bastante nostálgica :/
    Me ha gustado :)
    Un beso!

    ResponderEliminar
  2. qeee bonitaaa i q tristee..pero al fin i al cabo preciosa...
    spero verte por mi blog cuando tengas algo de tiempo...
    un besazoo!

    ResponderEliminar