Esbozo una sonrisa, solo para intentar no defraudar a mis amigas, esas que siempre están ahí y que no desisten en su objetivo de verme feliz…pero después vuelvo a mirar fuera, lejos, en busca de esas distracciones que no llegan.
El tiempo pasa despacio, pesado…el sol se levanta en el cielo día tras día, o quizás llueve, ¿pero eso ahora que más da? Me odio a mi misma, y a él, a él le odio con todas mis fuerzas, como nunca a nadie antes.
Se va acercando el verano, su perfume está ya aquí, ligereza, libertad…pero podía ser diferente, tenía que ser diferente. Cada una a encontrado su camino o ha abandonado el equivocado, cada una sabe a donde ir, y en cambio yo me estoy dejando llevar, o mejor dicho arrastrar, arrastrar por esta corriente que tira de mi y que yo dejo que tire…pero a lo mejor es así como tiene que ser cuando te sientes mal.
Tener en los zapatos las ganas de marchar. Tener en los ojos el deseo de mirar. Y quedarse…prisioneros de un mundo que sólo nos deja soñar, sólo soñar…y a veces ni eso.